"Siento el dolor que esconde tu mirada.
Siento tu dolor y brotan lágrimas secas
buscando tu presencia
y sólo encontrarán tu ausencia.
Siento tu dolor y escucho tus palabras.
Siento tu dolor y el frío que desgarra..."
Hoy he tomado una decisión ( no muy práctica), y es
escribir un poco menos de lo escrito en ese libro personal y comenzar a
escribir un poco más en ese proyecto que tengo en mente desde hace tanto tiempo
y que, cada día que paso en el campo de batalla, mis pacientes piden a través de su mirada, de sus gestos, a
veces de sus apretones de mano pidiendo compasión ante la indefensión adquirida
(no querida), otras veces de sus lágrimas acalladas por los tubos que paralizan
las cuerdas vocales y, otras, de su propia voz.
Porque, a todos se nos llena la boca a la hora de hablar de
los cuidados, de los protocolos habidos y por haber, del fomento de la
autonomía del paciente, blablablá-blebleblé…Todavía estoy por escuchar-leer-
ver a quién le interesa dónde ha quedado el
sentimiento, la falta de defensa y el dolor al que son sometidos nuestros
pacientes diariamente, en cada acto que hacemos, en cada conversación no
entendible que se enreda cual maraña en su imaginación haciéndoles la vida
menos llevadera aún si cabe y, sobre todo, el RESPETO, con todas sus letras y
así de grandes, el respeto a su vida y a su forma de querer vivirla o dejar de
hacerlo de una manera digna llegado el momento.
No sigamos llevándonos su dolor y su súplica en silencio.
Dejemos claro QUÉ es lo que duele, CUÁNTO es lo que duele y CóMO debemos
mitigar ese sufrimiento al que continuamente damos la espalda porque el señor
facultativo de turno ha apagado sus oídos a determinados conceptos (por no
decir otra cosa más grande). ¿No está tan de moda la “humanización”? Y ¿qué es
la humanización? y, ¿dónde empieza si no somos “humanos” los que intentamos
darla? . ¿Acaso pasear a alguien por el patio de recreo agarrándose a los
reposabrazos de la silla para que vea la luz del sol aunque le duela el
sentimiento, es más humano, que hacerlo con el menor dolor posible?.
Por un mundo SIN dolor, porque ya bastante dolor en el alma
acarreamos cada uno per se. Porque me lo debo a mí y porque se lo debo a ellos.
Con té, con tinta y con esperanza, que no es poco.