De vuelta a mi casa, en mi mar. Tan sólo ha sido necesario una ligera pasada y pedirle al pez sierra que
tenga a bien, podar las algas enredadas en el jardín. El resto ha sido pan
comido.
Necesitaba poner a remojo los pies y ver de nuevo aparecer
las escamas y la aleta que me viste y me asiste en el agua. En un periquete
estaba posada en el punto Nemo, cogiendo aire y recreándome en las aguas. He
decidido dejar la mente en blanco igual que el alma. No quiero pensar en nada
ni planificar quimeras imposibles. Es mi momento y no voy a desaprovecharlo.
Miro a Blues (mi perro), en su otra vida debió ser calamar
o náyade. Se ha activado como si se hubiese comido un hueso de pilas alcalinas.
Estamos en nuestra salsa sin lugar a dudas. Las cosas tan buenas deberían durar
más.
Recargando energías con té y perrete
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