jueves, 30 de marzo de 2017

Al compás de dos por cuatro







Hoy he visto el piano que tengo de aquí en adelante, sí, está bien dicho aunque suene fatal. No hablo del pasado, no me refiero a algo que tuve anteriormente sino, a algo que sé que tengo más adelante aunque, aún no lo tenga aquí.  Complicado de expresar con palabras. Cada vez que lo miro, me veo saltando entre sus teclas y tomándome una instantánea para el recuerdo, sentadita en el DO central.

El caso es que, sin haberlas visto anteriormente, entiendo perfectamente las notas musicales, el compás, el ritmo, las claves..,. Leo los pentagramas con una soltura inexplicable y aporreo las teclas del teclado casi sin mirar, intentando recordar como dentro de unos años lo hacía. La realidad es que estoy empezando algo que yo sé que ya conozco y, pretender traer un futuro a un presente es harto complicado así que, intento no sobrecargarme e ir despacio.

La profesora me mira y no sabe que está pasando. Dice que tiene la sensación que ya nos conocemos, ( no nos conocemos de nada, ahora ), pero yo, también tengo la misma sensación que ella. Tan sólo bastó una clase para darnos cuenta las dos, que lo que allí acontecía era lo ya vivido. Ahora, cuando toco una tecla mal, me habla como si fuese mi profesora de hace veinte años-“Ya sabes que así no me valía, así que ahora tampoco vale”, y nos miramos con una sonrisa cómplice que lo dice todo.

Entusiasmada ando entre acordes y melodías. Recordando el ayer al compás del ritmo que marcaba el baile, recordando el mañana, tocándola otra vez.
Si esto es un sueño, no quiero despertarme, estoy en el momento más dulce de toda mi vida.

Con té y con la miel entre los labios.



viernes, 10 de marzo de 2017

A dónde irán los besos





“A dónde irán los besos que guardamos, que no damos
dónde se va ese abrazo si no llegas nunca a darlo.
Dónde irán tantas cosas que juramos un verano,
bailando con la orquesta prometimos no olvidarnos..”

                                                                                             Victor Manuel



Te colaste entre las rosas de mi Marzo y yo te dejé entrar siendo un Noviembre gélido y gris. Desde ese dulce Noviembre hasta el mes de las flores, hemos perdido unos cuantos, muchos, besos en el camino. No reniego de ello, sé que en esos momentos, aunque no éramos conscientes, nos estábamos besando.

Anoche, antes de irme, te miraba mientras me hablabas y, las palabras flotaban en el aire inconscientemente, no era capaz de escucharlas. No eras consciente que miraba tus labios a la par que tus manos. Pensaba que ibas a ser capaz de abrazarme tan fuerte que no me dejarías ir. Cuando encaminaba mis pasos por el pasillo del rellano una vez más hacia mi trabajo, sentía como por delante de mí, se iban escapando esos besos que no dimos. Tenía la necesidad de dar media vuelta, abrir la puerta y arrancarte los labios. No lo hice, la responsabilidad una vez más pudo conmigo. Seguí mi camino hasta llegar a mi trabajo. 

Entonces pensé dónde irían todos esos momentos no vividos, si en un presente discontinuo se estarían viviendo en ese mismo momento que en este no eran vividos. Algo de eso debe haber, porque sin darlos sentí besarte y tus manos sobre mí.

Con té y con sueño.




jueves, 2 de marzo de 2017

Entre fogones




Ella caminaba hacia la mesa llevando una charola con dulces de yemas de huevo cuando la sintió, ardiente, quemándole la piel. Giró la cabeza y sus ojos se encontraron con los de él. En ese momento comprendió perfectamente lo que debe sentir la masa de un buñuelo al entrar en contacto con el aceite hirviendo. Era tal la sensación de calor que invadía todo su cuerpo que, ante el temor que, como a un buñuelo, le empezaran a brotar burbujas por todo el cuerpo, Tita no pudo sostener esa mirada y bajando la vista cruzó el salón hasta el lado opuesto aunque, de nada le sirvió.”

                                                                                                         Laura Esquivel



   Ya llegó por fin el mes de Marzo a mi anémona y, con él, las ganas, la inspiración y la primavera. Para celebrarlo, hoy me he dado un homenaje entre fogones y he realizado, dos primeros, dos segundos y dos postres para llenar mi despensa de ricas viandas. No hay nada mejor que, llegar de navegar y encontrarse con la comida a punto para comer, si además, añadimos ricos manjares, se convierte en un placer diario y se parece a la Master-Card, no tiene precio.

  Cual Tita en “Como agua para chocolate”, he ido poniendo en cada plato un sentir y un estar. Espero que al paladearlos, los comensales puedan sentir esas emociones (alegría, calma, deseo…), de igual manera.  Ya les contaré, si alguno de los platos surte el efecto deseado.

  Ahora voy a darme un espumoso baño para saludar a mi mes, con una copita de vino para resarcirme de un día tan productivo y agradable.

Con vino y con Marzo.