lunes, 20 de febrero de 2017

Pirata y lenguaraz








Se me ha disparado últimamente el sentimiento impenitente
que lleva adherido como resorte, una lengua descarada e insolente.
Es tan sencillo como pulsar el botón rojo de “no pulsar”
para que, se dispare como un muelle y suelte lo que no debe,
este fleje de pirata lenguaraz.



   Yo, que de tanto desarrollar el sentido del tacto, enredada entre arterias y venas, acabé siendo capaz de, descifrar en braille las cicatrices de la memoria dérmica con queloides incluidos, confieso que;  Ahora me cuesta un universo acostumbrarme al tacto de una piel no conocida. Me desconozco por completo cada día más. Eso sí, reconozco que, estoy vacunada y completita de anticuerpos a la estupidez, los retorcimientos cornupetados y la mala hostia. Que, ante la presencia de cualquier cepa que se preste a tentar al sistema inmunológico de mis escamas, se dispara sin pedirlo, un corazón pirata y filibustero y, una lengua desmedida. Y, he de reconocer que, la combinación de ambas cosas es algo que me encanta y que me hace acabar riendo a carcajadas de mí misma. 
¿Acaso hay algo mejor que eso?.

Con té y con risas en la lengua.




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