miércoles, 18 de enero de 2017

Regando el Camposanto



¿Cuándo comenzó  esto?, no lo sé. Puedo hacerme una ligera idea, de cuando empezó a avecinarse la decadencia, hasta llegar al punto sin retorno donde nos encontramos hoy.
Se arrebató un trono a quien creyó ser, (pero nunca fue) Rey.  Se hicieron negocios con las miserias del infierno y se autoproclamaron Caballeros de la Corte unos plebeyos sin mesa cuadrada, sin Arturo y sin espadas. Y entre la batalla que jamás existió y, tras la victoria que nadie ganó, fueron despojándose de toda estética, moral y ética. El resultado de las restas, empezaron a ir haciéndose visible tras cada amanecer, donde de las más podres cenizas, nacía el resurgir del sufrimiento, la desgracia, la sinrazón, la desidia y la venganza.

Éramos luchadores de primera línea, nada nos achantaba. Pero el hambre con la falta, aderezado con el empobrecimiento del medio y la fatiga psicológica, acabaron ablandando nuestras armas. La gente trabaja sin fuerzas, a desgana.  Somos cada vez menos los que continuamos en pie. Somos cada vez más los que padecemos los sufrimientos externos de los que, ajenos a su causa, han sido condenados al sufrimiento eterno con encarnizamiento combinado.

Cómo podemos pensar-creer, que humanizar unos cuidados, empieza por un horario o por un programa de televisión.  Cómo no nos ponemos a empezar por psicoanalizarnos y ver, la poca-nada humanidad que queda en nosotros mismos y, la falta de empatía que, lo queramos o no, es la base de todo el sustento. Que este trabajo tan complejo y cuasi perfecto se haya visto reducido a ir regando el Camposanto como premio-castigo a algo tan interiorizado que aún desconozco e ignoro.

Como guerrera, sigo creyendo en la esperanza, en que un día volveremos a ser los mismos que fuimos y la vocación dejará de escribirse con “B”. Espero-deseo la llegada de una Reina de verdad, con espada, corona y corazón.

Con té y con armas.


jueves, 12 de enero de 2017

La noche no es para mí




El reloj pasa ya de las dos,
Todo a mi alrededor, se vuelve diferente
Aunque en el fondo, sea igual
Y ya no sé que está bien o está mal,
Busco con desesperación, con quién pasar la noche,
Otra noche sin final.


                                                     Video







Esta vez me pasé de horas nocturnas que, sumadas a las diurnas, ha dejado mi cuerpo “pa choped”. He necesitado casi dos días para recuperar un poco el tono y las ganas. Está visto, que este infernal horario, poco a poco nos mata. Dicen que las personas que nos dedicamos a enredar (laboralmente hablando) ,durante estas horas, envejecen a un ritmo mucho más rápido que los que cada noche acarician su cama en la horizontal. Vamos a acabar todos con más arrugas en la piel  que una patata podre.

Y eso que se intenta aderezar la cosa como buenamente se puede para que el rato sea más corto aún si cabe. Que si un té y unas pastitas, que si una cenita que me alegre el paladar, que si un poco de música  que nos lleve un ratito al limbo, que si unos paseos a la máquina de los refrescos para cambiar de aires y respirar otros nuevos.  En fin… que esto del turno nocturno, sólo nos alegra por los días de descanso que le siguen. No hacemos más que pensar en los días libres, que se pasan volando como por arte de magia.

Sin ir más lejos, ya he malgastado la mitad en hacer…nada, descansar, descansar  y descansar. Me quedan dos para estirarlos más que un chicle y aprovecharlos como si fuesen treinta y dos. Así que, voy a empezar estirando los miembros inferiores y corretear un rato por las praderas al sol, que, aunque eso no rejuvenece, a mí me da la vida.


Para seguir un té, of course!!  De querer-te.

lunes, 9 de enero de 2017

Pasando que es gerundio




Año nuevo, vida nueva.

Así, una vez más, hemos pasado de año casi sin apercibimiento al cruzar la línea que dividía uno del otro. De nuevo la cuenta atrás y et voilá, ya hemos puesto el pie en el siguiente para seguir rodando.

Pasando de año, pasando de lo pasado, de lo amargo, de lo no querido. Al final todo lo que queda atrás, hay que dejarlo sin volver a mirar.

Yo lo he pasado descalza, de puntillas y bailando al son de una espumosa copa de champagne francés.

Pasando del estrés de las fiestas que acompañan a estas fechas, de las prisas, de las cuentas y mucho más si cabe de las notas. Que les den, no quiero sacar un diez ni harta de vino. No deja un buen sabor de boca tanta prisa  y tanto querer abarcar para no llegar a ningún sitio.

Empezamos Enero, empezamos el año y empezamos de nuevo.


Feliz año para todos, mucha salud y relax.