El
reloj pasa ya de las dos,
Todo
a mi alrededor, se vuelve diferente
Aunque
en el fondo, sea igual
Y
ya no sé que está bien o está mal,
Busco
con desesperación, con quién pasar la noche,
Otra
noche sin final.
Video
Esta vez me pasé de horas nocturnas que, sumadas a las
diurnas, ha dejado mi cuerpo “pa choped”. He necesitado casi dos días para
recuperar un poco el tono y las ganas. Está visto, que este infernal horario,
poco a poco nos mata. Dicen que las personas que nos dedicamos a enredar (laboralmente
hablando) ,durante estas horas, envejecen a un ritmo mucho más rápido que los
que cada noche acarician su cama en la horizontal. Vamos a acabar todos con más
arrugas en la piel que una patata podre.
Y eso que se intenta aderezar la cosa como buenamente se
puede para que el rato sea más corto aún si cabe. Que si un té y unas pastitas,
que si una cenita que me alegre el paladar, que si un poco de música que nos lleve un ratito al limbo, que si unos
paseos a la máquina de los refrescos para cambiar de aires y respirar otros
nuevos. En fin… que esto del turno
nocturno, sólo nos alegra por los días de descanso que le siguen. No hacemos
más que pensar en los días libres, que se pasan volando como por arte de magia.
Sin ir más lejos, ya he malgastado la mitad en hacer…nada,
descansar, descansar y descansar. Me
quedan dos para estirarlos más que un chicle y aprovecharlos como si fuesen
treinta y dos. Así que, voy a empezar estirando los miembros inferiores y
corretear un rato por las praderas al sol, que, aunque eso no rejuvenece, a mí
me da la vida.
Para seguir un té, of course!! De querer-te.