Las
tres y media pasadas, marca el reloj. Aquí estoy una vez más, frente a la pantalla, aguantando
el sueño y las ganas. A pesar de hacer una noche de verano en toda regla en el
exterior, aquí nos encontramos a unos 16 grados centígrados. Me he hecho un
nudo marinero entre una bata de quirófano y un foulard ,(improvisado). A pesar
de todo, creo que utilizaré una manta que tengo a mano, a modo de poncho andino
y, unas calzas rellenas de algodones como orejeras. ¿Puede hacer más frío?...siempre.
El
té que realicé con agua hirviendo de la tetera, se ha quedado helado en cuestión
de medio minuto. La tarta de chocolate semicongelada que traje para el postre,
no hay cristiano que la reblandezca lo suficiente para hincar el tenedor en
ella. A la hora de cenar, la sensación era de estar comiendo tortilla de
patatas en bragas y, en medio de la estepa Siberiana.
¿Puede
haber mayor dislate, que este desfase de temperatura ambiental?....Siempre. Miro
el té de reojo, me incita a cambiar el sobre de azúcar por un sobre de
amoxicilina. Que no se diga que a estas horas no hago prevención de la salud. Pese a quien pese, en mi pueblo, esto es una amenaza al sistema regulador de la
temperatura corporal en toda regla.
Para
colmo los besos están lejanos y no llegan. Algo que a éste pez le haga entrar
en calor a la luz infernal del foco que todo lo ciega.
Deseando
ando, de quitarme los calcetines y poner mi cuerpecito al sol mañanero a ver si
el culo entra en calor.