"Entre un té caliente y mi cama
andas tú.
Entre el abrigo de mis pìes
y la vestimenta de mi alma.
Entre la niebla nocturna y
el rocío de la mañana,
Entre mi mar y mi alma,
andas tú".
Ana I. Nogales
Y se fue, mucho antes de lo que yo esperaba, mucho antes de
lo que yo pedía. Septiembre abrió sus alas de par en par y voló de nuestras
vidas y, las dudas y los sinsabores se fueron tras él.
Me permitió el lujo de adentrarme en Octubre con un respiro
entre mis zuecos y mis letras. Pude volver a respirar, esta vez de forma
pausada y calma, mi mar, Mediterráneo sin duda. Mis aguas, calmas cuando estoy
tranquila y bravías cuando estoy en posición inversa. Conversar con mis
congéneres desde mi pensamiento y poner un poco más en orden el discurrir de
los días.
Las risas, las confidencias, el buen humor y la armonía se
hicieron sentir entre la novedad y lo cotidiano de nuestras vidas.
Pasamos de mediados de Octubre sin haberme dado a penas
cuenta del tiempo. Me quedo con ganas de más agua en mi alma y más sal en mi
cuerpo. “Volveré” me digo y me repito, ansiando el llegado momento.
Mientras tanto, disfruto de lo que queda de éste Octubre
antes que el maldito jet-lag me asalte y me desentone el ritmo. Sumerjo mis pies en los calcetines de lana mientras saboreo un rico té al calor de éste Otoño.