miércoles, 31 de julio de 2013

Pasaporte al ocio/vicio



"Digo que soy libre
y no me da miedo
proclamar esa locura entre las luces
simples y ruidosas
de nuevos conversos
propietarios de las más altas virtudes.
Qué puedo hacer
si me duele tanto envejecer."


                                    L..E. Aute








Hoy he recogido la llave que abre la puerta de la “libertad” durante dieciséis días, eso sí, entrecomillada y restringida al término. Ya quisiera para mi unos días de libertinaje, pero el reloj de la vida me recuerda dónde me hallo cada vez que lo pienso y, la ilusión queda ni más ni menos que en eso, en una ilusoria que mi subconsciente se permite liberar en cuanto presiente cerca algo de ocio a mi alrededor. 

A pesar del entrecomillado, lo pienso disfrutar con el grado suficiente y minúsculo de libertinaje que la vida me permita. Por lo pronto, admiro mi brillante y nacarada llave. Ni qué decir tiene, que nada más recibirla y, sin pensármelo dos veces, (aunque así fuese no cambiaría de opinión ni de llave), he abierto la puerta de par en par con giro ajustado y monocromo de vainilla  a la derecha y vuelta de más a la izquierda con policromía de nata y fresa incluida y con guiño a su autor. He traspasado el umbral que precede al mar de la tranquilidad, y he cerrado a cal y canto hasta dentro de dieciséis días.  

Una vez transcurrido ese plazo, dará igual que la llave la haya quemado, tirado al Pantano del Abismo o fundido a fuego lento. Con o sin la llave, la graciosa y gentil puertecita se abrirá con más fuerza aún si cabe, con la que la cerré. Me obligará a abandonar el Infierno o el Paraíso en el cuál haya decidido acoplarme y, entonces, inevitablemente volveré a la realidad ilógica de cada día.

Mientras tanto, desde mi descanso mar adentro, les deseo un feliz mes de Agosto. Coman, beban, ríanse de sus propias sombras y tengan el mejor sexo del mundo, pero sobre todo………..no se olviden de vivir y a ser posible sean felices hasta el infinito.

Les mandaré postales “on blog” desde mis mares.
Hasta la vuelta mis queridos amig@s.

P.D. Mi sincera enhorabuena (a la par que envidiada), para todos aquellos que este año han conseguido la llave que todo lo cierra. Les reservo un rinconcito en mi memoria y una invitación indefinida (con cañitas y risas incluidas) y agradecimientos miles, of course.

martes, 30 de julio de 2013

La frase tonta






“Y sé que vas a estar mejor cuando me vaya
Y sé que todo va a seguir como si nada
Mientras escribo sobre la arena
La frase tonta de la semana
Aunque no estés para leerla
En esta playa…”


                             La Quinta Estación






Palabras usadas, incluso mal usadas,
repetidamente y sin querer utilizadas.
Sacadas del diccionario, de diario,
realizan la frase tonta de la semana.

Palabras no rebuscadas ni ufanas,
sencillas palabras, simples y vanas
que intento evitar, borrar, olvidar,
y acaban en mi boca a desgana.

Palabras hoscas que arañan el alma
como papel inhóspito de lija, desmaña
con su roce el corazón y las entrañas,
minan la ilusión y derrotan la calma.

Palabras que súbitamente se esfumaron
de los registros recabados en el tiempo.
Remates de frases non gratas de cuentos,
desorden, abulia, desidia y agotamiento.


Navegando en derredor del Punto Nemo,

buscando Isla desierta me hallo.

lunes, 29 de julio de 2013

Was or will be



       Una vez en aquella vida fui así, yo era Ellie, la pelirroja aventurera que desafiaba todo lo habido y por haber incluida la Ley de la Gravedad. Una vez tuve esa casa llena de color y de vida y, ese buzón a la entrada que se distinguía del resto por nuestras huellas marcadas en él. 

       Aún recuerdo como le conocí, yo era una muchacha alocada de pelos alborotados y ojos verdosos que pretendía comerse al mundo como si se tratase de una tarta de nata y fresa. El era algo más apocado, torpe en algunos movimientos y tareas. Me encantaba bailar y cuando lo intentaba con él, recibía mis merecidos pisotones. Pero teníamos nuestro rincón lleno de luz, con nuestros mullidos sillones donde nos encantaba recostarnos para leer.


       Cuidaba de un huertecito que pusimos mientras el recogía los huevos recién puestos de nuestras gallinas y desayunábamos muchas veces viendo amanecer y recibiendo la brisa matutina. En los fríos, encendíamos nuestra chimenea y mi imaginación se desbordaba viendo consumirse el fuego aquel.

     Una vez viví así y fui Ellie. No sé si fue ayer o pasado-mañana, pero fui...soy....seré yo.


"Relato hecho viendo consumirse el fuego de mi chimenea en soledad.  Buscando a Carl"


miércoles, 24 de julio de 2013

Volverte a ver




"Volver a verte otra vez
con los ojitos empapados el ayer
con la dulzura de un amor que nadie ve
con la promesa de aquel último café
con un montón de sueños rotos
volver a verte otra vez .."

                        La Quinta Estación




Te hice una promesa el último día que te ví, tenía tan sólo ocho años y por razones que tan sólo los adultos entienden, nuestros destinos se separaban allí. Te había hecho mi amiga cuando aún eras un cachorro, te dí cariño y comida, te ví ser madre y te ví venir a decirme adiós el día que sabías que yo ya no volvería. Con lágrimas inundando mis ojos te abracé y te besé. Te prometí que volveríamos a vernos algún día. Desde ese día comencé a odiar las promesas, pues tú me enseñaste que las promesas generalmente no se cumplían.

Han pasado treinta y cinco años (8) desde áquel día. Me evadía fuera de Madrid y cerca de mi mar intentando descansar y encontrarme con mis aguas. Apareciste desde el primer día. Te miraba y me recordabas a alguien que no sabía ubicar. Tenías una oreja mordida, y eso te hacía diferente. Venías todas las mañanas y todas las tardes-noches. Te daba comida y mimos. Tu a cambio, dormías frente a mi puerta muchas noches y me sacabas cada vez que te veía, una amplia sonrisa. Volvía a mí sin darme apenas cuenta aquella niña que te hablaba mientras te acariciaba sin parar de sonreir.

No me dí cuenta hasta el día que me iba. De nuevo viniste a despedirme. Cuando apareciste y te quedaste allí hasta verme marchar, volvió a mi interior áquel corazón de niña encogido y triste. Me quedé mirándote largo rato, con las gafas de sol puestas para disimular las lágrimas que tantos años atrás no me importaba enseñar. Ahora ya sabía quién eras. ¡Qué torpeza la mía! cómo no me dí cuenta...

No te volveré a prometer nada, pero espero verte pronto, al menos antes de treinta y cinco años.  Mientras tanto te doy algo que me debía, un escrito para ti.

jueves, 4 de julio de 2013

Incandescencia canicular







De esa forma calentaba hoy a modo mi venerado astro solar. De la misma forma hoy ponía mis escamas en remojo y dejaba calentar mi cuerpo con su radiación según la Ley de Plank, eso sí, con mejunje pastoso que se declara en su formulario como "pantalla total". A saber cuánto de pantalla y cuánto de total tiene el potingue dichoso.

Recostada en la orilla, me dejaba salpicar de vez en cuando, por los críos que por allí aparecían. Nadaban a la par que jugaban entre la histeria y la furia, removiendo las aguas desde lo más hondo y sacándolas fuera de su lugar. Resultaba agradable recibir de vez en cuando, pequeñas gotas de agua repartidas casi por igual por mis escamas casi secas. Resultaba irritante hasta el hastío, tener que soportar la cantidad desmesurada de decibelios que intentaban colarse por mi oído.

Una vez remojada, me alejé de aquella algarabía para retirarme a descansar y, a dejar que esta incandescencia canicular termine su trabajo de secado vuelta y vuelta mientras me deleito de lo lindo sorbiendo mi refresco favorito de tinta
de calamar y leyendo un poco más sobre mis "amigos".

Bienvenido seas veranito a mi mar!